12 abril 2007


si fuera intendente, re ayudaría a la gente


A ver, que estamos en el siglo XXI y parece que cada vez hay más hambruna y pobreza. Eso a mi me da tristeza, me parece hoggribel e incongruente con el riquísimo país que tenemos. Cuando digo riquísimo, no lo digo por nuestro capital propiamente dicho, sino por la riqueza de nuestra litosfera. Moreover, basta de hablar con palabras perfumadas, perdón, me pongo nutria. Así es, acá “se te cae un carozo en el jardín y te crece un pelón”. Sin ir más lejos, este verano metí la mano en la arena de valizas y saqué berberechos. También mejillones y mi abuelo pescó burriquetas y bureles en la escollera Sarandí. Entonces, ¿cómo hay gente desnutrida?

Fácil: son hijos de padres que se alimentaron mal de chicos entonces ellos mismos fueron provistos de un organismo yuto, que no funciona bien y es irreparable por la mala alimentación que sufren en los primeros años de vida. Además le agregan mal vivir y eso desemboca en brain damage. Concluyendo: cuerpo débil + brain damage = agli pipol (gente en desventaja). El otro problema es la falta de acción de los políticos. No sé mucho de política, ni me interesa. Pero algo me dice que no se puede tener un staff de vetustez excecrable con olor a naftalina gobernando. Obvio, hay que tener gente -de no más de 65- que quiera hacer cosas, mal o bien, pero que hagan cosas.

A mi me gusta la idea de la agricultura para los planchas y la gente humilde. O sea, se podría instruir a la buena cantidad de población sin materia gris que tenemos para que ellos mismos se consigan su sustento. No hace falta más que hacerlos trabajar en huerteciiias de meliiia y enseñarles las primeras armas en la horticultura. “si claro, ¿con esos pichicuchi?, nooo miiiijo, no quieren trabajar, son unos atorrantes” “no quieren aprender nada” La pija señora! No es así gorda gris, anquilosada. Hay que obligarlos. Qué se cree usted vieja hueva, ¿eh?, que todo es imposible. Mejor no hacer nada ¿no? Como siempre, puta. Por gente como usted así va el país, reputa. Ta, ma ritornando, habría que destinar predios en las afueras de la ciudad para hacer plantaciones dirigidas a gente necesitada. Una especie de plan de emergencia pero apuntado a la agricultura y al trabajo como única forma de no vivir hecho mierda. También creo que en los proyectos que se plantearon para la mejora de los barrios, se tendría que haber incluido la plantación de árboles con frutos comestibles y alguna hortaliza. Verbi gratia: plantar ciruelos, perales, decorar los canteros con lechugas, cebollines, zucchini y cuantas miles de verduras más se adapten a las calles montevideanas. El borderline de la pobreza, avenida Italia, tendría que ser la tomatera más larga del país.

Claro está que con los planchas va a ser más difícil, como dijo la vieja puta uruguaya. Pero la letra con sangre entra. Hay que obligarlos. Constreñirlos. Llevarlos a prisión si se rehúsan a trabajar. Así, con la fiel ayuda del tiempo, van a terminar aprendiendo. Sería un acto de comunismo puro, de un mismísimo filántropo, de un verdadero humanista, de Jesús de Nazaret, de un amante de la maruja y su filosofía ciencia-socialera. Qué bárbaro sería!, el molino de Pérez hecho un vergel. Un espacio ubérrimo con girasoles monumentales, con caña de azúcar, yerba mate y demás cultivos que al ser procesados verterían al populacho los más aclamados productos de primerísima necesidad. Planchas agricultores, que nos roben cortándonos con una hoz o enterrándonos un pico. Gente en tractor por dieciocho con olor a bosta, ¡qué éxito! -no más olor a humano-. Ciudadanos de la teja morfando zanahorias con plomo. Criaderos de cerdos alimentados con monitores e impresoras del plan recambio. En fin, Un Montevideo que quiere, que busca, que triangula, por la punta, muy sólido. Un Montevideo nuevo, variopinto, más gordito y feliz.

extraído de http://www.palavila.blogspot.com/

1 comentario:

solymar dijo...

Que raro que todavía no hay ningún anónimo alborotado... ssshhh.