13 abril 2008


Las cartas que no llegaron

Querido Alfredo:

Cada vez que escucho una canción tuya siento grandes deseos de clavarme un pucho. Parecería que hay un mensaje subliminal en cada una de tus estrofas, en cada nota de tu guitarra, en fin, en los sonidos de tu garganta raspada por el humo de tabaco fuerte. No sé qué caretas fumabas, pero te imagino con los bolsillos llenos de La Paz o con cigarrillos negros del Chuy. Hay quienes dicen que tenías tus plantas, que eran tabacos traídos de las Indias.

Un allegado a mi familia me contó que tiempo antes de morir, en tu etapa de delirio alcohólico, plantabas colillas en un invernadero que habías construido en el jardín de tu casa. Para sorpresa de tus vecinos, hablabas las mil y un maravillas de tus “semillas-colilla". Las regabas, las cuidabas, les colocabas luces artificiales para que se criaran lo mejor posible. Probablemente a causa de la demencia senil, contabas en el barrio que tenías la mejor producción de tabaco del país.

Eras un verdadero enamorado del pucho. Sentías una pasión indescriptible en cada calada. Estabas tan ciego que no podías percibir el riesgo de muerte. Horny con el vicio, no escuchabas a tus pulmones, sólo la escuchabas a ella, a tu heroína, la nicotina.

Tus amarillas uñas manejaban con absoluta precisión el arte del armado. Cada hebra quedaba perfectamente ensamblada en un cilindro forrado de papel, conformando así un exquisito misil al pecho. Entre tus dientes yacían los sedimentos de tu gran amor.

Por todo eso me parece que es tiempo de hacerte un homenaje, mi querido Alfredo. Sabemos que ya no estás presente, pero de todas formas, para muchos fumadores siempre estarás. Es hora de que las compañías de tabaco tomen cartas en el asunto. Es hora de rendir homenaje a grandes fumadores como tú, colocando sus rostros en las cajillas.

Debemos generar iconos del pucho. Entre los personajes de la historia más emblemáticos te tenemos a ti y al Gral. Rivera. Rivera era conocido por estar constantemente pitando. Fumaba en las batallas, defendiendo a capa y espada nuestro territorio con un cigarro en la boca.

Remitiéndonos a las celebridades más importantes de nuestro medio, entiendo pertinente incluir a Omar Gutiérrez, Canario Luna y Cristina Morán. Para el noble territorio ubicado al otro lado del plata he pensado en algunas figuras claves: Jorge Lanata y el señor Néstor Kirchner, quien fuera dotado con el don celestial de soplar por el ojo.

Espero con ansias la respuesta afirmativa de las tabacaleras ante mi aún prematuro proyecto. Creo que es una interesante propuesta para exaltar el nacionalismo regional y para estrechar lazos entre fumadores de ambas márgenes del plata. Dejemos de lado las contiendas de papeleras y unamos nuestros vínculos tabacaleros.

Ojalá pudieras recibir estas líneas, mi querido Alfredo. Ojalá estuvieses vivo para seguir cantando la milonga del cáncer. Me encantaría poder regalarte una cajilla con tu rostro. Sin embargo, lamentablemente, como sucede con todos los genios, se hacen estatua cuando pasan al otro barrio.

Nota: Mauri Rosencof, muchas garcias por el título.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Amo el pucho y nunca me va a dejar.

Anónimo dijo...

paa, me cage de risa, muy bueno de verdad, me saco el sombrero y firmo con mi nombre por primera vez

pala dijo...

ojo con esa seguridad gorvarola, no se debe hablar así. Podés irritar a los Dioses y caer en la hybris. No te olvides de Gaby Alvarez...
(no lo tomes a mal, es sólo un consejo)

Anónimo dijo...

esto es una joya del humor, habria que mandarlo al programa de pigñeirua