Procrastinar

Es muy interesante el siguiente concepto. Procrastinación, según la kiwi, es la acción de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables. Es evidente que a todo el mundo lo aqueja este mal. Algunos más y otros menos. Verdaderamente una dolencia horrible, especialmente cuando se sufre de procrastinación crónica.

Hablo de las personas que tienen que estar todo el día dejando las cosas para después. Y qué mierda es eso! Se transforma en un círculo vicioso sin freno donde uno empieza a postergar las cosas más impostervergables. Posponiendo visitas a familiares, al dentista, a amigos enfermos, a hacer las compras para la casa, cancelando reuniones de trabajo, pagando las cuentas fuera de fecha, no bañándose, haciéndose pichi encima. De todo, con tal de no hacer nada en el momento. Y después, cuando no alcanzan los tiempos el procrastinador se enoja, se irrita, se autoflagela y engaña para decir, cual una mujer obesa en Noviembre, “Juro que es el último, no me enchufo más canapés en mi vida, mañana empiezo la dieta”.

Pero luego de gilear pateando la pelota para adelante hay que bancar la mecha. Los casos más severos llevan a la bipolaridad y el consumo compulsivo de estupefacientes y/o psicofármacos debido a la pérdida excesiva de tiempo en actividades banales que impiden la concreción de los objetivos prioritarios del individuo. La persona muchas veces se siente una cagada, una mierdita. Como el que afana los m&m de las tortas. Se sienten perro de azotea; sapo de otro pozo; la piola del chorizo, mostaza de carrito; el que te pide para ir al baño y se frota tu cepillo de dientes en la ingle; el que roba comida de los hostales; la primera lonja de Los Sorchantes; lo último de la chocolotada; el borde la pizza, la espina del pescado; la borra del café; Rafael Villanueva de traje y borracho. En fin, se hallan desmotivados, desahuciados por no haber concretado sus metas debido a una conciencia maldita que no los dejó actuar a tiempo.

Si usted lector, sufre de este síndrome del mañana, le recomendamos que pelee contra él. Que no se deje estar, que en cada pequeña situación cotidiana diga, “no, la verga, no me va a ganar la pereza. No soy un esquenún (vagoneta), voy a hacerlo ahora”. Se sentirá reconfortado con los pequeños logros y mucho más aún, cuando empieze visualizar un panorama más amplio de sus conquistas gracias a la acción. Porque como dijo Mussolini, nuestra política es la acción. Dejemos la parsimonia y la paja. Ganarle a la procrastinación es una de las fundamentales claves del éxito.